Las baterías recargables y sus cargadores se colocan y se enchufan en la caja. La puerta se cierra con un tirador giratorio y se conecta la fuente de alimentación externa. El sistema electrónico supervisa el proceso de carga, el estado de la batería recargable y el estado del espacio interior.
Si los sensores de control detectan un aumento de la temperatura o la presencia de gases de combustión, el sistema activa inmediatamente una alarma visual y acústica.
Si hay una conexión activa a una red WLAN, se envía otro mensaje al sistema de alarma interno. Al mismo tiempo, una boquilla rocía el agente extintor y refrigerante ecológico sobre las baterías. Al mismo tiempo, la caja y el sistema de gestión de gases de combustión se enfrían. Esto elimina la posibilidad de incendiar el entorno.
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